Las bajas temperaturas pueden afectar significativamente la capacidad de las baterías de ácido-plomo. La temperatura en la cual la capacidad se ve reducida es relativamente alta – una batería pierde cerca del 1% de su capacidad por cada grado por debajo de los 20°C. Sin embargo, en temperaturas extremadamente bajas, este problema se presenta mucho más fácilmente. En un cuarto frío donde la temperatura es de -35°C, la batería podría contar con menos de la mitad de la capacidad que tendría a temperatura ambiente si no se toman las debidas precauciones. Una capacidad disminuida se refleja en cambios más frecuentes de baterías, lo cual crea problemas con la aparición de la condensación en los montacargas